La armónica
La armónica1 (del latín harmonĭcus, y este del griego ἁρμονικός), o rondín como se le conoce en el Perú,2 o dulzaina (en El Salvador), es un instrumento de viento, del grupo de instrumentos de viento-madera y del subgrupo de instrumentos de lengüetas libres. Se toca soplando o aspirando el aire sobre uno de sus agujeros individuales o sobre múltiples agujeros de una vez. La presión causada por soplar o aspirar en las cámaras de las lengüetas causa que la lengüeta o lengüetas vibren arriba y abajo creando sonido. Cada cámara tiene múltiples lengüetas de tono variable, de latón o bronce, que están sujetas aseguradas por uno de sus lados y suelto en el otro extremo, siendo el extremo suelto el que vibra y crea el sonido.
Cada lengüeta tiene un tono individual: Cada tono está determinado por el tamaño de la lengüeta. Las lengüetas más largas producen un sonido profundo y bajo y las más cortas producen uno más agudo. En ciertos tipos de armónicas, los tonos de las lengüetas pueden variarse a otra nota por soplar o aspirar el aire de un modo especial (mediante la técnica del bending o el overbend/overdraw). Hay muchos tipos de armónicas: diatónicas, cromáticas, trémolo, orquestales, bajo, etc. Cada una de ellas se diferencia por su timbre y disponibilidad de escalas para ciertos estilos de música.
La armónica diatónica se usa en el blues, jazz, música folk, música clásica, country, rock and roll y pop. En inglés, la armónica tiene varios apodos, especialmente en el blues: harp, blues harp (armónica de blues), mouth organ (órgano de boca) y blues mouth organ.3
Es uno de los instrumentos más vendidos durante el siglo XX. Compositores como Darius Milhaud y Vaughan Williams han compuesto obras especialmente para Larry Adler, uno de sus más notables virtuosos de mediados del siglo XX.
Existe un instrumento frotado llamado armónica de cristal, pero no tiene ninguna relación con la armónica.
Historia

En 1821, un relojero alemán de 16 años llamado Christian Friedrich Ludwig Buschmann inventó una especie de armónica de boca, al unir quince lengüetas de tubo (usadas para la afinación de los órganos). Dio a este instrumento el nombre de Mund-eoline («arpa de boca»).
La idea fue inmediatamente recogida por otro relojero alemán, su tocayo Christian Messner.
En 1822, Christian Buschmann le agregó a su armónica un fuelle de cuero vertical, para tener las manos libres para su trabajo. Un constructor de instrumentos musicales, el vienés Cyrillus Demian (1772-1847), le robó esta idea primitiva, la desarrolló y en 1829 construyó el primer acordeón. Buschmann perfeccionó su armónica como instrumento musical en el año 1827.
En 1830, un inventor de Bohemia, Richter, inventó el instrumento tal como se lo conoce en la actualidad: diez agujeros, veinte lengüetas, alternancia de soplido y aspiración. Su escala diatónica se volvió famosa como «afinación de Richter».
Treinta años más tarde, después de varios rodeos, la «armónica de boca vienesa» llegó otra vez a Alemania y el relojero de 24 años Matthias Hohner compró una de las creaciones de Buschmann y la copió comercialmente en su taller desde el año 1857. Su pueblo, Trossingen, se volvió el centro mundial de producción de armónicas. En los tiempos de la Alemania nazi, sus hijos abrieron el Colegio de Música del Estado (1935), que ha producido más de 3.000 maestros de armónica.
Conjunto de armónicas.
La guerra civil estadounidense aumentó la popularidad de la armónica. Hohner ya había enviado varias a sus parientes en EE. UU., y los soldados las encontraban fáciles de llevar y de tocar.
Hacia 1900, la mitad de las armónicas hechas en Alemania se vendían en EE. UU. La armónica más usada por los intérpretes de blues clásicos, la Marine Band, apareció en 1896 y sólo costaba cincuenta centavos. No se sabe cómo se comenzó a usar en cárceles y en plantaciones de algodón. Utilizando la capacidad del instrumento para sonar como un tren, le dio su lugar en obras como Pan-American Blues (de Ford Bailey) o Railroad Blues (de Freeman Stowers).
En los años 50 Joaquim Fusté Alcalà promovió la armónica en España, dando clases, reparándolas, y también era representante de las mejores marcas de armónicas. Fundó, fue director y participe del conjuto de armónicas Les Akord's y consiguió con el conjunto Les Akord’s el título de campeón mundial entre los armonicistas en Winterthur, Suiza (1955), Luxemburgo (1957) y en Pavía, Italia (1960).
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